Este jabón está pensado para pieles acnéicas y con exceso de grasa. Sus ingredientes son té verde, aceite oliva, aceite de coco, manteca de cacao, manteca de karité, arcilla blanca, arcialga (arcilla verde y algas marinas del Atlántico) y árbol de té.
Las algas en polvo son una fuente rica en vitaminas, oligoelementos, silicio y otros nutrientes, que además de funcionar como un eficaz limpiador y exfoliante colaboran con el tratamiento del envejecimiento. Junto con la arcilla verde, gran astringente y purificante, hacen de este jabón un potente desintoxicante que elimina las impurezas y ayudan a combatir y aliviar las irritaciones faciales, el acné, psoriasis y eczemas.
La arcilla blanca, rica en sales minerales ayuda a regular el exceso de grasa y acné gracias a sus propiedades cicatrizantes, regenerantes, purificantes, calmantes, descongestionantes, antiinflamatorias y alisantes. Aporta además luminosidad al rostro y ayuda a la regeneración de los tejidos.
El té verde, como ya hemos comentado en otras ocasiones, actúa como bactericida, astringente y cicatrizante, además de ayudar a tratar los signos del envejecimiento.
La manteca de karité le aporta suavidad e hidratación, ayudando también a combatir el envejecimiento de la piel regenerandola, calmándola y protegiendola del sol. Éste es uno de los ingredientes antienvejecimiento más efectivos.
La manteca de cacao por su parte aporta emoliencia y propiedades regenerativas, evitando también el envejecimiento celular al ser rica en polifenoles, vitamina a, e y c.
El aceite esencial de arbol de té, para nuestro gusto el aceite esencial más completo, le aporta un aroma fresco y muy agradable, actuando también como un potente desinfectante. Es ideal para todo tipo de problemas relacionados con la piel.

Esta es una imagen del proceso, nos gustó tanto el efecto superficial que nos daba pena cortarlo, pero al fin y al cabo los jabones son para usarlos, no para dejarlos en una estantería :)
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